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lunes, 18 de marzo de 2013

Bajo el árbol. (cuento)



¡No hay forma de entenderte!, estoy contigo y no te gusta, me rio de ti y te molesta, no digo nada y me ignoras, busco estar solo y me extrañas, no me extrañas y no me importa ¿qué nos pasa?
-No lo sé, es que me molesta no creer
-¿Qué no crees? Acaso, ¿te doy motivos para dudar?
-¡Claro que no!  Solo que a veces pienso que no te merezco
-Aaaa es eso ¡te gusta alguien más!
-¡Nooo!  Yo te amo, pero me cuesta confiar en mí
-¿En ti o en mí?
-En los dos. Mira, en este momento no se lo que quiero.

Después de eso, decidí quedarme callado, coger mi bolso y seguir mi camino.
Iba tarde para clase de taller y tenía entrega de un afiche el cual la profe nos había puesto a realizar para un evento de San Valentín criollo. Con el dolor casi  físico sentía que todos miraban a ver que me pasaba, no levante la mirada. Pedí un tinto y media cajetilla de cigarrillos, me senté en un kiosco a mirar la gente y pensar en ella.
Llegué a clase de métodos, recuerdo sentarme en la última silla para no ser molestado, pensé que era absurdo todo lo que había llegado a sentir, ciertamente fue un momento pos-dramático en mi vida y no entendía cuál era el sentido de lo que  pasaba, pero no podía ocultar lo que sentía. Miré fijamente por la ventana y noté que las flores de un árbol de guayacán caían, una a una el viento se encargaba de hacerlas caer. Todo cumple un ciclo pensé, es necesario morir; todos los días las 24 horas del día hay personas que mueren, familias que mueren, empresas que mueren, flores que mueren o que bien que caen de un árbol, cortando la relación  con quien  pasaron tanto tiempo y lo acepto, esta vez fue mi turno de morir  y caer de aquel árbol amarillo.
-Santiago ¿qué te pasa?
Volteé a ver y como si tuviera el poder de controlar el tiempo, la bese y le dije:
-Solo me distraje viendo pelear un par de novios bajo el árbol en el que nos conocimos.
-¿crees que ellos piensen en el futuro?
-¡No¡ nadie piensa en el futuro hoy en día y solo se preocupan por el ahora
-¿crees que pensamos mucho en nuestro futuro?
Santiago y Salome, ¿pueden contarle al grupo de lo que hablan?, puede que a ellos les interese más su historia que el contenido de clase
-Claro profesor, hablábamos de nuestro futuro que está atravesado por nuestro presente, eso incluye esta clase y esta conversación.
Creo que si su futuro es tan importante podrían hablarlo fuera del salón.
-Claro que no profe, afuera no tendríamos el mismo punto de vista que nos brinda aquel guayacán que sobresale en la ventana
Bueno,  y ¿por qué no bajan a él?
-Gracias profe, pero creo que aún no es tiempo de cerrar el ciclo
-  ¿De qué ciclo hablas Santiago?
Bueno ya basta, no más de tus absurdos comentarios, es increíble que tenga que parar la clase para que ustedes dos arreglen sus problemas conyugales
-Santiago, necesito que hablemos de esto ahora
-ok, bajemos al árbol si es lo que quieres.
Salimos del salón y no cruzamos mirada, no hubo besos, no hubo caricias y rápidamente sentí como me desprendía del árbol, solo quise pensar las cosas buenas que traería morir:
·         luego de muerto el cuerpo fertiliza la tierra
·         las flores sirven de refugio a los insectos
·         los perros pueden hacer sus necesidades en un jardín con decoración floral en primavera
Que absurdo me sentía.
Estábamos  ya  ahí, sentía una fuerte corriente de lívido llenando el lugar, era como si me deleitara con lo que acontecía, pero, ella hablo.
-       Santiago, no quiero que tú lo hagas y por eso tomare la iniciativa
Conque así se siente desprenderse  de quien te dio vida dentro de tu vida, pensé y luego dije con una vos un poco pasiva y alegre.

-Hoy este árbol ha sido testigo de más muertes que los tenderos de la comuna 13. Yo solo espero estar acá parado el día en que mi viejo amigo florezca de nuevo.


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