¿Sobre qué puedo copiar? Quiero un tema llamativo, interesante de leer, que la gente se interese por el sin tener que hacer mucha publicidad ¿pero qué puede ser?, ¿amor?, ¿lujuria? Lo cotidiano ciertamente, pero ¿cómo asegurar que le guste a todos?
Ayer estuve hablando con un amigo sobre las relaciones que llevamos: amistades, pareja, los conocidos… Ahí hay historias, muchas historias, pero la gente vive sus propias historias ¿por qué habría de interesarse por mis historias?, bueno tal vez una historia podría nacer de como cae una hoja de un árbol y se postra sobre la mesa en la que estoy escribiendo, describir esa hoja sería algo interesante, decir que es verde pero a la vez seca, liviana, fragmentada por mini raíces como la vida; luego decir que el viento la manipula a su gusto y la pone en dónde le plazca, pero ¿por qué en mi mesa? ¿Por qué justo esa hoja cae en mi mesa?, seguramente vio como escribía y quiso ser parte de mi historia. Una hoja, una vida mil historias y todas caen sobre mí para que las retrate en mi memoria. ¿Cuántos árboles hay en el mundo? muchos ciertamente y cada uno deja caer miles de hojas durante la vida, sobresaturando la existencia de las hojas caídas, tal vez por eso el hombre se empeña tanto en talarlos. Tantas hojas no cabemos en el mundo.
Sigo sentado en la misma mesa, sigo viendo como caen las hojas, pero bajo ellas veo 2 niñas hermosas que caminan, tal vez son solo hermosas por las hojas que caen sobre ellas, el caso es que allí estaban; bajo la cabeza para escribir lo que veo y después de copiarlo subo la mirada pero ya no están, esas 2 hojas tenían que seguir su rumbo (me imagino y me consuelo) creo que acabo de contar una historia de amor sin quererlo.
Ahora me encuentro caminando, rosando con almas vagabundas que transitan un mismo espacio, algunas las conozco, otras las re conozco, otras me son indiferentes, no quiero ser antipático y por eso camino con una sonrisa (alguna vez leí que así se alegra el día de las demás personas) yo me lo creí y por eso lo práctico, pues me agrada ver sonreír la gente, verlas con máscaras finas de goce y felicidad, no me gusta ver a los que sufren, no me gusta ver aquellos que sin mascara andan por la vida porque los siento débiles, impotentes, marchitos, todos deberían ser como aquella hoja que cayó sobre mi mesa (verde pero a la vez seca) porque los problemas son solo problemas si tú lo ves así.
Lo he pensado todo el día y aun no se me ocurre sobre que escribir ni siquiera estando en mi cuarto, tal vez voy a fracasar como escritor por no pensar cosas que la gente quiere escuchar y entonces recordé que en una clase me habían enseñado el movimiento nadaista y había tenido la oportunidad de escuchar hablar sobre Gonzalo Arango, eso me gusto porque nos decían que el nadaísmo se basaba en la nada y ahí había ya encontrado sobre que escribir, la nada representaba el todo y el todo incluía mis historias, también me acorde que en el teatro el trueque acaban de montar una historia de Gonzalo Arango llamada Pasajero a Betania que hablaba sobre la vida de este personaje, en ese momento yo entendí que la gente quiere leer historias personales, ellos quieren adoptar una posición de chismoso para luego reflejar su propia vida en aquellas historias. Ya era oscuro y sentía calor por una tela que cubría el techo de mi habitación, pase 2 o 3 horas hablando con el crucifijo de mi cuarto sobre este tema y era raro porque se escondía por dentro de mi camisa, me decía que descansara ya, que no era mi culpa que se hubiese caído. Me levante, fui a mi cama, sentí mucho calor, la tela que estaba en el techo comenzó a bajar lentamente hasta arroparme por completo y al mismo tiempo cerré mis ojos. Abrí los ojos, mire el reloj y ya era las 10:26 am de la mañana nuevamente, el sol rompía con mi ventana alumbrando todo mi cuarto, me levante y salude a mi mamá, ella me pregunto porque me había dormido tan temprano ayer, no supe que responder así que decidí irme a bañar y organizarme para salir a vivir historias nuevamente.
Ayer estuve hablando con un amigo sobre las relaciones que llevamos: amistades, pareja, los conocidos… Ahí hay historias, muchas historias, pero la gente vive sus propias historias ¿por qué habría de interesarse por mis historias?, bueno tal vez una historia podría nacer de como cae una hoja de un árbol y se postra sobre la mesa en la que estoy escribiendo, describir esa hoja sería algo interesante, decir que es verde pero a la vez seca, liviana, fragmentada por mini raíces como la vida; luego decir que el viento la manipula a su gusto y la pone en dónde le plazca, pero ¿por qué en mi mesa? ¿Por qué justo esa hoja cae en mi mesa?, seguramente vio como escribía y quiso ser parte de mi historia. Una hoja, una vida mil historias y todas caen sobre mí para que las retrate en mi memoria. ¿Cuántos árboles hay en el mundo? muchos ciertamente y cada uno deja caer miles de hojas durante la vida, sobresaturando la existencia de las hojas caídas, tal vez por eso el hombre se empeña tanto en talarlos. Tantas hojas no cabemos en el mundo.
Sigo sentado en la misma mesa, sigo viendo como caen las hojas, pero bajo ellas veo 2 niñas hermosas que caminan, tal vez son solo hermosas por las hojas que caen sobre ellas, el caso es que allí estaban; bajo la cabeza para escribir lo que veo y después de copiarlo subo la mirada pero ya no están, esas 2 hojas tenían que seguir su rumbo (me imagino y me consuelo) creo que acabo de contar una historia de amor sin quererlo.
Ahora me encuentro caminando, rosando con almas vagabundas que transitan un mismo espacio, algunas las conozco, otras las re conozco, otras me son indiferentes, no quiero ser antipático y por eso camino con una sonrisa (alguna vez leí que así se alegra el día de las demás personas) yo me lo creí y por eso lo práctico, pues me agrada ver sonreír la gente, verlas con máscaras finas de goce y felicidad, no me gusta ver a los que sufren, no me gusta ver aquellos que sin mascara andan por la vida porque los siento débiles, impotentes, marchitos, todos deberían ser como aquella hoja que cayó sobre mi mesa (verde pero a la vez seca) porque los problemas son solo problemas si tú lo ves así.
Lo he pensado todo el día y aun no se me ocurre sobre que escribir ni siquiera estando en mi cuarto, tal vez voy a fracasar como escritor por no pensar cosas que la gente quiere escuchar y entonces recordé que en una clase me habían enseñado el movimiento nadaista y había tenido la oportunidad de escuchar hablar sobre Gonzalo Arango, eso me gusto porque nos decían que el nadaísmo se basaba en la nada y ahí había ya encontrado sobre que escribir, la nada representaba el todo y el todo incluía mis historias, también me acorde que en el teatro el trueque acaban de montar una historia de Gonzalo Arango llamada Pasajero a Betania que hablaba sobre la vida de este personaje, en ese momento yo entendí que la gente quiere leer historias personales, ellos quieren adoptar una posición de chismoso para luego reflejar su propia vida en aquellas historias. Ya era oscuro y sentía calor por una tela que cubría el techo de mi habitación, pase 2 o 3 horas hablando con el crucifijo de mi cuarto sobre este tema y era raro porque se escondía por dentro de mi camisa, me decía que descansara ya, que no era mi culpa que se hubiese caído. Me levante, fui a mi cama, sentí mucho calor, la tela que estaba en el techo comenzó a bajar lentamente hasta arroparme por completo y al mismo tiempo cerré mis ojos. Abrí los ojos, mire el reloj y ya era las 10:26 am de la mañana nuevamente, el sol rompía con mi ventana alumbrando todo mi cuarto, me levante y salude a mi mamá, ella me pregunto porque me había dormido tan temprano ayer, no supe que responder así que decidí irme a bañar y organizarme para salir a vivir historias nuevamente.