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lunes, 18 de marzo de 2013

Hoja sobre la mesa. (cuento)


¿Sobre qué puedo copiar? Quiero  un tema llamativo, interesante de leer, que la gente se interese por el sin tener que hacer mucha publicidad ¿pero qué puede ser?, ¿amor?, ¿lujuria? Lo cotidiano ciertamente, pero ¿cómo asegurar que le guste a todos?
Ayer estuve hablando con un amigo sobre las relaciones que llevamos: amistades, pareja, los conocidos… Ahí hay  historias, muchas historias, pero la gente vive sus propias historias ¿por qué habría de interesarse por mis historias?, bueno tal vez una historia podría nacer de como cae una hoja de un árbol y se postra sobre la mesa en la que estoy escribiendo, describir esa hoja sería algo interesante, decir que es verde pero a la vez seca, liviana, fragmentada por mini raíces  como la vida; luego decir que el viento la manipula a su gusto y la pone en dónde le plazca, pero ¿por qué en mi mesa? ¿Por qué justo esa hoja cae en mi mesa?, seguramente vio como escribía y quiso ser parte de mi historia. Una hoja, una vida mil historias y todas caen sobre mí para que las retrate en mi memoria. ¿Cuántos árboles hay en el mundo? muchos ciertamente y cada uno deja caer miles de hojas durante la vida, sobresaturando la existencia de las hojas caídas, tal vez por eso el hombre se empeña tanto en talarlos. Tantas hojas no cabemos en el mundo.
Sigo sentado en la misma mesa, sigo viendo como caen las hojas, pero bajo ellas veo 2 niñas hermosas que caminan, tal vez son solo hermosas por las hojas que caen sobre ellas, el caso es que allí estaban; bajo la cabeza para escribir lo que veo y después de copiarlo subo la mirada pero ya no están, esas 2 hojas tenían que seguir su rumbo (me imagino y me consuelo) creo que acabo de contar una historia de amor sin quererlo.
Ahora me encuentro caminando, rosando con almas vagabundas que transitan un mismo espacio, algunas las conozco, otras las re conozco, otras me son indiferentes, no quiero ser antipático y por eso camino con una sonrisa (alguna vez leí que así se alegra el día de las demás personas) yo me lo creí y por eso lo práctico, pues me agrada ver sonreír la gente, verlas con máscaras finas de goce y felicidad, no me gusta ver a los que sufren, no me gusta ver aquellos que sin mascara andan por la vida porque los siento débiles, impotentes, marchitos, todos deberían ser como aquella hoja que cayó sobre mi mesa (verde pero a la vez seca) porque los problemas son solo problemas si tú lo ves así.
Lo he pensado todo el día y aun no se me ocurre sobre que escribir ni siquiera estando en mi cuarto, tal vez voy a fracasar como escritor por no pensar cosas que la gente quiere escuchar y entonces recordé  que en una clase me habían enseñado el movimiento nadaista y había tenido la oportunidad de escuchar hablar sobre Gonzalo Arango, eso me gusto porque nos decían que el nadaísmo se basaba en la nada y ahí había ya encontrado sobre que escribir, la nada representaba el todo y  el todo incluía mis historias, también me acorde que en el teatro el trueque acaban de montar una historia de Gonzalo Arango llamada Pasajero a Betania que hablaba sobre la vida de este personaje, en ese momento yo entendí que la gente quiere leer historias personales, ellos quieren adoptar una posición de chismoso para luego reflejar su propia vida en aquellas historias. Ya era oscuro y sentía calor por una tela que cubría el techo de mi habitación, pase 2 o 3 horas hablando con el crucifijo de mi cuarto sobre este tema y era raro porque se escondía por dentro de mi camisa, me decía que descansara ya, que no era mi culpa que se hubiese caído. Me levante, fui a mi cama, sentí mucho calor, la tela que estaba en el techo comenzó a bajar lentamente hasta arroparme por completo y al mismo tiempo cerré mis ojos. Abrí los ojos, mire el reloj y ya era las 10:26 am de la mañana nuevamente, el sol rompía con mi ventana alumbrando todo mi cuarto, me levante y salude a mi mamá, ella me pregunto  porque me había dormido tan temprano ayer, no supe que responder  así que decidí irme a bañar y organizarme para salir  a vivir historias nuevamente.

Bajo el árbol. (cuento)



¡No hay forma de entenderte!, estoy contigo y no te gusta, me rio de ti y te molesta, no digo nada y me ignoras, busco estar solo y me extrañas, no me extrañas y no me importa ¿qué nos pasa?
-No lo sé, es que me molesta no creer
-¿Qué no crees? Acaso, ¿te doy motivos para dudar?
-¡Claro que no!  Solo que a veces pienso que no te merezco
-Aaaa es eso ¡te gusta alguien más!
-¡Nooo!  Yo te amo, pero me cuesta confiar en mí
-¿En ti o en mí?
-En los dos. Mira, en este momento no se lo que quiero.

Después de eso, decidí quedarme callado, coger mi bolso y seguir mi camino.
Iba tarde para clase de taller y tenía entrega de un afiche el cual la profe nos había puesto a realizar para un evento de San Valentín criollo. Con el dolor casi  físico sentía que todos miraban a ver que me pasaba, no levante la mirada. Pedí un tinto y media cajetilla de cigarrillos, me senté en un kiosco a mirar la gente y pensar en ella.
Llegué a clase de métodos, recuerdo sentarme en la última silla para no ser molestado, pensé que era absurdo todo lo que había llegado a sentir, ciertamente fue un momento pos-dramático en mi vida y no entendía cuál era el sentido de lo que  pasaba, pero no podía ocultar lo que sentía. Miré fijamente por la ventana y noté que las flores de un árbol de guayacán caían, una a una el viento se encargaba de hacerlas caer. Todo cumple un ciclo pensé, es necesario morir; todos los días las 24 horas del día hay personas que mueren, familias que mueren, empresas que mueren, flores que mueren o que bien que caen de un árbol, cortando la relación  con quien  pasaron tanto tiempo y lo acepto, esta vez fue mi turno de morir  y caer de aquel árbol amarillo.
-Santiago ¿qué te pasa?
Volteé a ver y como si tuviera el poder de controlar el tiempo, la bese y le dije:
-Solo me distraje viendo pelear un par de novios bajo el árbol en el que nos conocimos.
-¿crees que ellos piensen en el futuro?
-¡No¡ nadie piensa en el futuro hoy en día y solo se preocupan por el ahora
-¿crees que pensamos mucho en nuestro futuro?
Santiago y Salome, ¿pueden contarle al grupo de lo que hablan?, puede que a ellos les interese más su historia que el contenido de clase
-Claro profesor, hablábamos de nuestro futuro que está atravesado por nuestro presente, eso incluye esta clase y esta conversación.
Creo que si su futuro es tan importante podrían hablarlo fuera del salón.
-Claro que no profe, afuera no tendríamos el mismo punto de vista que nos brinda aquel guayacán que sobresale en la ventana
Bueno,  y ¿por qué no bajan a él?
-Gracias profe, pero creo que aún no es tiempo de cerrar el ciclo
-  ¿De qué ciclo hablas Santiago?
Bueno ya basta, no más de tus absurdos comentarios, es increíble que tenga que parar la clase para que ustedes dos arreglen sus problemas conyugales
-Santiago, necesito que hablemos de esto ahora
-ok, bajemos al árbol si es lo que quieres.
Salimos del salón y no cruzamos mirada, no hubo besos, no hubo caricias y rápidamente sentí como me desprendía del árbol, solo quise pensar las cosas buenas que traería morir:
·         luego de muerto el cuerpo fertiliza la tierra
·         las flores sirven de refugio a los insectos
·         los perros pueden hacer sus necesidades en un jardín con decoración floral en primavera
Que absurdo me sentía.
Estábamos  ya  ahí, sentía una fuerte corriente de lívido llenando el lugar, era como si me deleitara con lo que acontecía, pero, ella hablo.
-       Santiago, no quiero que tú lo hagas y por eso tomare la iniciativa
Conque así se siente desprenderse  de quien te dio vida dentro de tu vida, pensé y luego dije con una vos un poco pasiva y alegre.

-Hoy este árbol ha sido testigo de más muertes que los tenderos de la comuna 13. Yo solo espero estar acá parado el día en que mi viejo amigo florezca de nuevo.


No hay una cuchara.


No hay una  cuchara ni mil cucharas que repartan una sopa ni mil sopas.
En el Poblado-Medellín, sentado en las mesas de un super-mercado que queda por la 10, es inevitable escuchar las conversaciones que se dan entre los pudientes rebeldes que pasan a tomarse 2 tintos y un tabaco, empezando así la negociación del arriendo de dicho local que dispone de una docena de empleados creyentes y encargados de nutrir la economía de la que estos 2 personajes hablan.
Ya es vicio mio no cerrar los oídos a discusiones ajenas, soy un entrometido y esclavo de las conversaciones que nutren mi mente sin importar su contenido. 
Acaba de arrimar un hombre de la calle con intención de venderme una cartuchera; minutos antes, el mismo hombre había venido a pedirme algo de comer. La cartuchera estaba llena de lapices y esferos, que a simple vista dejan ver la forma en que fue obtenida, sucia, gastada, un robo o un encuentro casual  del cual este hombre pretende obtener $3.000 pesos o pesitos utilizando aquel diminutivo que su boca pronunciaba porque su mente no sabia realmente la magnitud del dinero. 
No pretendo ser Robin Hood, pero me queda un sin sabor al ver como sentado en una mesa cualquiera, transcurren 2 cosas tan extremas. Escuchar un hombre que negocia $9.000.000 de arriendo y otro hombre que negocia $3.000 por hambre, me hace preguntar el motivo por el cual un hombre negocia $9.000.000 ¿Sera por comida también?.Aun no comprendo la dimensión de las cucharas que ha cada hombre le toca en la vida para recoger esa sopa que a todos nos toca por derecho en este país. 

Mujer bandida.



Te has levantado mirándote al espejo buscando esa maravilla que todos celebran hoy de ti, no logras saber por qué tanta algarabía, si es solo un día más en el que tu mirada seductora atacara inmortalmente a todos aquellos que se atrevan a invadirte con un desliz. Rosas, chocolates, comida, solo sabes que hoy todo es permitido y que mañana todo volverá a la normalidad, solo sabes que por cultura y descarte hoy no seras el ente que vaga solo por las calles, hoy hay  algo más, hoy la gente se percata de tu existencia, hoy la gente se motiva por hacerte sentir bien y eso te gusta mujer bandida, te gusta que te admiren y gocen con tu presencia, pero no te has dado cuenta que eso pasa todos los días bajo la mirada ajena, los ojos que te ven el resto del año sienten lo mismo que los miles que hoy te observan, solo que en secreto y modestia.
Siéntete bella, admirada y querida, porque lo vales, porque ni debajo ni por encima de este mundo se podrá encontrar tanta perfección. Mujer. 

Despecho de un olvido.

Te miro ciegamente y me percato que estás a mi lado, te siento físicamente como la distancia que abruma las preocupaciones en mi ser, no te conozco y no creo que te vaya a conocer,  pues solo aceptar que me gustas intimida mis miedos y oculta mis indicios bohemios de adolorido traidor que imagina las fantasías más absurdas a la razón y más deseadas por la perversión. No creo poder superar esto que siento, pues, cada vez que te veo más deseoso me siento y conocerte seria una explosión en mi vida que no me permitiría. Tocando mis ojos vuelvo y despierto y con el mismo deseo te busco en el mundo que con anhelo camino y con recelo me niego.